Durante el embarazo, es importante evitar las deficiencias de vitaminas y minerales. ¡Así, tu bebé se beneficia de todos los elementos esenciales para su desarrollo! Pero también cuidado con las sobredosis: algunas vitaminas pueden almacenarse en el organismo y, en dosis elevadas, perder sus beneficios. Entonces, echemos un vistazo a los diferentes minerales y vitaminas, y cómo se consumen durante el embarazo.
Vitaminas solubles en agua: para mantenerse en forma sin sobredosis
Una vitamina soluble en agua se disuelve en el agua de nuestro cuerpo. Por tanto, el exceso se eliminará fácilmente en la orina. Entonces, estas vitaminas no se almacenan en el cuerpo. Por eso es importante consumirlo de forma regular, en cantidades razonables para evitar carencias.
Las vitaminas solubles en agua son las siguientes:
- Vitamina B1 1,1mg
- Vitamina B2 1,4mg
- Vitamina B3 / nicotinamida 16 mg
- Vitamina B5 6 mg
- Vitamina B6 1,4 mg
- Vitamina B8 / biotina 50 µg
- Vitamina B9 / ácido fólico 200 µg
- Vitamina B12 2,5 µg
- Vitamina C 80mg
Una de las vitaminas más populares durante el embarazo es la vitamina B9 o ácido fólico. Contribuye al crecimiento de los tejidos maternos durante el embarazo. Así, el ácido fólico permitirá que el feto se desarrolle en las mejores condiciones. La deficiencia de vitamina B9, aunque rara, puede provocar fatiga, dolores de cabeza, calambres musculares y anemia.
Vitaminas liposolubles: ¡con moderación!
A diferencia de sus vecinas solubles en agua, las vitaminas solubles en grasa se disuelven en grasa. Así, se almacenarán en nuestro tejido graso. Por tanto, esto implica que es posible una sobredosis, en caso de una ingesta excesiva durante un período prolongado. Es por ello que el consejo de un médico es especialmente imprescindible para este tipo de vitamina, especialmente durante el embarazo.
Las vitaminas solubles en grasa son:
- Vitamina A 800 µg
- Vitamina D 5 µg
- Vitamina e 12 mg
- Vitamina K 75 µg
Durante el embarazo, la vitamina D será la más esencial y puede requerir suplementos específicos. Una dieta variada aporta entre 2 y 4 µg / día. Además, 15 minutos de sol al día facilitan la consecución de las dosis necesarias. Por tanto, la suplementación puede ser necesaria si vives en lugares con poco sol o en pleno invierno, si trabajas de noche o no puedes estar bajo el sol. La vitamina D es fundamental porque permite la buena fijación del calcio. Así, facilitará la formación de los huesos del futuro bebé, así como el crecimiento de sus células y el buen funcionamiento de su sistema inmunológico (¡solo eso!).
Minerales y oligoelementos para un embarazo tranquilo
Si bien hay muchos minerales involucrados en nuestro metabolismo a lo largo de nuestra vida, hay algunos que son particularmente esenciales durante el embarazo.
Este es el caso del calcio, por ejemplo. Indispensable para la formación de los huesos del futuro bebé, le permitirá desarrollarse adecuadamente, evitando el riesgo de fragilidad ósea o incluso hipertensión arterial. Durante el embarazo, asegúrese de comer yogur y productos lácteos.
En caso de intolerancia a la lactosa, o si simplemente no te gustan los productos lácteos, no dudes en recurrir a los complementos alimenticios para consumir los 800 µg de calcio recomendados por la EFSA.
El hierro también es un mineral esencial durante el embarazo. De hecho, las necesidades de hierro son mayores en las mujeres embarazadas. En algunos casos, la deficiencia de hierro puede aumentar el riesgo de que el bebé nazca prematuramente. ¡Así que asegúrese de consultar a su médico y controlar sus niveles de hierro durante todo el embarazo!
Plantas para vivir tu embarazo de forma natural
La mayoría de las hierbas no se recomiendan sin consejo médico durante el embarazo y la lactancia. Esto no se debe necesariamente al hecho de que puedan ser peligrosos, sino a que sus efectos sobre el feto no se han estudiado lo suficiente para asegurar que no supongan un riesgo para su salud. En caso de duda, consulte siempre a su médico, farmacéutico u obstetra. En cualquier caso, se recomienda no consumir complementos alimenticios a base de hierbas durante el primer trimestre del embarazo.
Todavía existen plantas cuyos beneficios se han estudiado durante el embarazo. ¡Entonces veamos cuáles son estas plantas que nos facilitan la vida mientras estamos esperando un bebé!
Hojas de frambuesa: náuseas, lactancia y preparación para el parto.
Las hojas de frambuesa (Rubus idaeus) se utilizan a menudo para aliviar las náuseas causadas por el embarazo y promover la lactancia. Las hojas se utilizan como polvo en complementos alimenticios, o simplemente en infusiones o infusiones de hierbas.
Rica en vitaminas A, D, E y C, así como en minerales, la hoja de frambuesa ayuda a prepararse para el parto. De hecho, facilita la dilatación del útero y la pelvis, para evitar falsas contracciones.
Hinojo: ¡imprescindible para la lactancia!
Para quienes desean amamantar al bebé, a veces puede aparecer una preocupación: la leche no se fabrica en cantidades suficientes.
Una solución en este caso: ¡infusiones con plantas galactogénicas! Una planta galactogénica es una planta que promueve naturalmente la producción de leche materna. Este es el caso del hinojo (Foeniculum vulgare), que se ha utilizado durante siglos como ayuda para la lactancia.
Los efectos del hinojo no parecen terminar ahí: algunos estudios han destacado los beneficios del hinojo para aliviar los cólicos en bebés y niños pequeños.
Como precaución, consuma solo frutas de hinojo y no las use durante más de 2 semanas consecutivas sin consejo médico. También recuerde limitarse a menos de 2,5 g de fruta triturada en infusión al día.
Grosella negra: piernas pesadas e infecciones del tracto urinario
Durante el embarazo, todo nuestro metabolismo se ve afectado. Por lo tanto, no es raro ver aparecer ciertos síntomas sin los cuales nos habríamos arreglado bien.
La grosella negra (Ribes nigrum) es muy eficaz para aliviar parte del dolor. Este es el caso de la sensación de piernas pesadas, el comienzo de infecciones del tracto urinario o incluso el dolor de espalda. En infusión, las bayas de grosella negra ayudan a combatir los problemas de circulación venosa y linfática. Activan la microcirculación, a la vez que tienen una acción antiinflamatoria y diurética.