¡Quiero salir! Ese es el mensaje que tu niño pequeño te enviará cuando esté listo para despedirse de la cuna y dar la bienvenida a una cama de niño grande. Tu hijo puede verbalizar su incomodidad o, más comúnmente, simplemente trepará fuera de la cuna. Pero, ¿cómo saber cuándo es el momento adecuado para hacer este cambio?
Primero, es crucial resistir la tentación de moverlo demasiado pronto. La mayoría de los expertos recomiendan hacer esta transición alrededor de los 3 años. A menos que tu hijo esté trepando fuera de su cuna o necesite más espacio porque está creciendo rápidamente, es mejor mantenerlo en la cuna, donde se siente seguro y protegido.
Mantener a tu hijo en la cuna durante el tiempo recomendado le permite tomar grandes pasos en su desarrollo durante el día, mientras que de noche puede regresar a la seguridad de su cuna. Hasta los 3 años, los niños pequeños son impulsivos, y la dificultad para seguir instrucciones o reglas, como quedarse en la cama toda la noche, hace que dormir en una cama pueda convertirse en un reto. Si haces la transición antes de tiempo, prepárate para recibir visitas nocturnas junto a tu cama casi todas las noches.
Cuando llegue el momento adecuado, es importante facilitar esta transición de manera suave. Aquí tienes los pasos clave para lograrlo:
1. Crea un entorno seguro
Lo primero es asegurarse de que la habitación de tu hijo sea segura. Revisa todas las áreas a las que pueda acceder durante la noche. Asegura ventanas, escaleras y cualquier objeto que pueda provocar accidentes, como taburetes o alfombras sueltas. Colocar una puerta de seguridad en su habitación puede ayudar a mantenerlo a salvo durante la noche. Además, instalar una luz de noche suave en su cuarto puede ayudarle a orientarse si se despierta en medio de la noche.
2. Elige el colchón adecuado
Involucra a tu hijo en el proceso de selección de su nueva cama. Ir a la tienda de colchones y dejar que elija entre varias opciones puede hacer que se sienta más emocionado por el cambio. Con la seguridad en mente, lo ideal es elegir un colchón individual con somier y barandillas laterales de protección. Al principio, ajusta la cama para que quede lo más cerca posible del suelo, facilitando que tu hijo se acostumbre sin riesgos. Y no te olvides de decorar su cama con sábanas y almohadas divertidas que hagan de este nuevo espacio algo especial.
3. Desmonta la cuna juntos
Una vez que tengas la nueva cama, incluye a tu hijo en el proceso de desarmar la cuna. Esto le permitirá sentir que es parte activa de esta gran transición y, además, le dará la oportunidad de despedirse de su antigua cama de forma simbólica.
4. Acomoda la cama en un lugar seguro
Ubica la cama en una esquina de la habitación, de manera que uno de los laterales y la cabecera queden pegados a la pared, brindando una sensación de seguridad similar a la de la cuna. Añade una baranda protectora al lado expuesto para evitar caídas durante la noche. De este modo, tu hijo se sentirá seguro y protegido, tal como lo hacía en la cuna.
5. Explica las reglas de la hora de dormir
Si tu hijo ya puede entender instrucciones, es importante explicarle las reglas para dormir en la nueva cama. Dile que, ahora que es un niño grande, debe permanecer en la cama hasta que el sol salga y esté brillante en el cielo. Esto le ayudará a comprender cuándo es momento de levantarse, evitando que se despierte en medio de la noche sin razón aparente.
6. Sigue con tu rutina de noche
Durante las primeras noches en la nueva cama, dedica unos 10 minutos adicionales a la rutina de lectura o a cualquier otra actividad relajante que suelas hacer antes de dormir. Esto ayudará a tu hijo a sentirse más cómodo y seguro en su nuevo entorno. Si notas que tu hijo está emocionado con su nueva cama desde el principio, considérate afortunado: habrás hecho la transición sin problemas.
¿Qué hacer si la transición es difícil?
Es común que algunos niños tengan dificultades para adaptarse a dormir en una cama. Si tu hijo se despierta frecuentemente o intenta salir de la cama en mitad de la noche, mantén la calma y sigue reforzando las reglas. Lleva a tu hijo de vuelta a su cama, de manera suave pero firme, para que entienda que este es su nuevo espacio para dormir.
La paciencia es clave en este proceso, ya que cada niño es único y algunos pueden tardar más tiempo en adaptarse. Si la transición se vuelve especialmente difícil, puedes considerar mantener una rutina más estricta o reforzar las medidas de seguridad para evitar que tu hijo se lastime o se sienta inseguro.
La transición de la cuna a la cama es un hito importante en la vida de tu hijo y en la tuya como padre. Si bien puede parecer una tarea complicada, con las estrategias adecuadas, podrás ayudar a tu hijo a sentirse cómodo, seguro y emocionado por su nueva etapa de «niño grande». Recuerda que cada niño tiene su propio ritmo, así que no te preocupes si la transición no ocurre de inmediato. Al final, lo más importante es que tu hijo se sienta seguro y feliz en su nuevo espacio para dormir.