Cuando las personas dicen «dormir como un bebé», probablemente no lo dicen en serio, porque los nuevos padres suelen estar agotados tratando de encontrar las mejores estrategias para que sus pequeños duerman. Aunque no podemos eliminar por completo el cansancio que viene con cuidar a un bebé, podemos ayudarte a preocuparte un poco menos al entender que algunos hábitos de sueño de tu bebé no son motivo de alarma, sino más bien señales de buena salud. Estos son:
1. Los Patrones de Sueño del Bebé Son Diferentes a los de los Adultos
Los adultos dependemos de los ritmos circadianos para regular nuestros patrones de sueño, pero los bebés no nacen con un reloj biológico incorporado y funcionando. Este ritmo tarda tiempo en desarrollarse, razón por la cual los horarios de sueño de los recién nacidos son tan erráticos e impredecibles. Un bebé no tendrá un patrón de sueño regular hasta los 3 a 6 meses de edad.
Además, incluso después de que los patrones de sueño se establecen, los bebés todavía duermen de manera diferente. Mientras que los adultos atravesamos un ciclo de sueño, desde el sueño ligero hasta el REM (movimiento ocular rápido), cada 90 minutos, los bebés completan este ciclo en solo 50 minutos, y no alcanzan el estándar adulto hasta que llegan a la etapa de niños pequeños.
Este proceso más corto implica que los bebés pasan más tiempo en fases de sueño ligero, lo que puede explicar por qué parecen despertarse con más frecuencia que los adultos. Sin embargo, este desarrollo es completamente normal y forma parte de su crecimiento.
2. Los Bebés Son Dormilones Ligeros
Probablemente ya lo sabías, pero ¿te has preguntado por qué? Una razón es la duración de sus ciclos de sueño. Los recién nacidos pueden despertarse entre cada ciclo completo, por lo que no se trata tanto de un sueño ligero, sino más bien de aprender a dormir adecuadamente.
Otra razón es que los bebés pasan aproximadamente la misma cantidad de tiempo en sueño no REM (tranquilo) y sueño REM (activo). En comparación, los adultos solo pasamos alrededor del 20% de nuestro tiempo en sueño REM. El sueño profundo ocurre justo antes del REM y es la última de las tres etapas del sueño no REM. Los bebés, por tanto, tienen menos tiempo de sueño profundo, lo que les hace más propensos a despertar fácilmente.
Tarda alrededor de 20 minutos de sueño ligero para que tu bebé entre en un sueño profundo. Incluso entonces, el sueño REM sigue poco después, lo que explica por qué los bebés necesitan dormir tan a menudo.
3. Cada Bebé es Diferente en Cuanto a las Siestas Diurnas
Este es un tema que suele generar controversia entre médicos y expertos. Aunque existen cifras ideales, como que una buena siesta debe durar al menos una hora y media, no todos los bebés siguen el mismo esquema. En general, los bebés de tres a cinco meses necesitan tres a cuatro siestas diarias, los de seis a nueve meses necesitan dos a tres, y los bebés mayores, hasta dos siestas diarias.
Sin embargo, el horario real de tu bebé puede diferir bastante, dependiendo de factores como su temperamento, entorno y rutina diaria. Por ejemplo, si tu bebé tiene siestas cortas pero duerme bien por la noche, eso está bien. Del mismo modo, si tu bebé toma siestas más largas pero en menos cantidad, también es aceptable.
Lo más importante no es tanto la duración de las siestas, sino la cantidad total de horas de sueño al día, que suele oscilar entre 11 y 18 horas, según la edad del bebé.
4. Los Bebés Procesan Información Mientras Duermen
Contrario a lo que algunos puedan pensar, los bebés duermen mucho, lo cual es una excelente noticia porque el sueño influye en el aprendizaje y la memoria. Si esto es cierto para los adultos que pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo, ¡mucho más lo es para los bebés que duermen hasta un 75% del tiempo!
Desde aprender a reconocer la voz de sus padres hasta descubrir cómo comunicarse con gestos no verbales, los bebés están constantemente absorbiendo su entorno cuando están despiertos. Lo que aprenden se consolida y refuerza durante los periodos de sueño. De hecho, hay estudios que sugieren que el aprendizaje durante el sueño es posible en los bebés.