Ver a tu bebé llorar puede ser uno de los momentos más desgarradores para cualquier padre. Nadie quiere que su pequeño esté triste, y mucho menos en medio de la noche. Queremos que estén felices y, por supuesto, saludables. Pero para lograr eso, necesitan dormir adecuadamente.
Sería perfecto si nuestros hijos pudieran aprender a dormir sin ninguna lágrima o frustración. Todos los padres firmarían por eso. Sin embargo, la realidad es otra. Todos los niños, sin importar el método que uses para enseñarles a dormir, inevitablemente derraman algunas lágrimas en el proceso. ¿Por qué sucede esto? Veamos las razones.
La resistencia al cambio: Una razón natural
En primer lugar, los niños lloran cuando están aprendiendo a dormir porque están protestando: simplemente no les gusta el cambio. De hecho, odian el cambio. Piénsalo por un momento. ¿Recuerdas cuál era tu libro favorito cuando eras pequeño? ¿Recuerdas querer leerlo una y otra vez, aunque ya conocías cada palabra?
Todos resistimos el cambio, tanto niños como adultos. Es normal hacerlo, y es natural que tu hijo exprese su resistencia a través del llanto. Después de todo, el llanto es su primer lenguaje, algo que precede a las palabras. Así que cuando llega el momento de cambiar su rutina de sueño o aprender una nueva habilidad, es probable que el llanto sea su respuesta inicial.
La frustración de aprender a dormir
A medida que los niños comienzan a aprender a dormir solos, es comprensible que se sientan frustrados. Hasta ese momento, habían contado con mamá y papá para ayudarlos a conciliar el sueño. Ahora, están en un proceso de aprendizaje, y no saben exactamente qué hacer. Pero lo descubrirán con el tiempo.
Es fascinante pensar que, aunque todos nacemos con la capacidad innata de dormir, es una habilidad que necesita aprenderse y perfeccionarse. Sin embargo, no es algo que se pueda enseñar simplemente diciéndole a tu hijo que cierre los ojos y se duerma. Cada persona, cada niño, debe aprender por sí mismo cómo relajarse y entrar en el sueño.
Todos los niños son diferentes
Claro, hay niños que parecen aprender a dormir casi por arte de magia, sin esfuerzo alguno de parte de los padres. Pero cada niño es único, y si el tuyo no ha aprendido todavía, no te preocupes. Lo hará eventualmente.
Tu papel como padre es dar un paso atrás y permitir que tu bebé tenga la oportunidad de desarrollar esta habilidad por sí mismo. De lo contrario, si siempre estás ahí para ayudar, tu hijo podría depender de ti para dormir, prolongando el proceso.
Cómo tu bebé aprenderá a calmarse
Entonces, ¿cómo lo hará? Puede ser que tu bebé mueva las piernas, balancee su cabeza de un lado a otro o se agarre a su manta favorita. Tal vez se chupe el dedo o, si es un poco mayor, juegue con su cabello. La verdad es que cada uno de nosotros tiene su propia forma de tranquilizarnos para dormir, y tu hijo encontrará la suya.
Pero, para que esto ocurra, es importante que le des el espacio necesario. Si te mantienes cerca o lo levantas cada vez que llora, es probable que el llanto se intensifique. Eso es porque tu toque puede sentirse como un «premio», lo que refuerza el comportamiento de llorar.
El rol del llanto en el aprendizaje
Es crucial entender que, aunque no es fácil ver llorar a tu bebé, este proceso forma parte del aprendizaje. Con el tiempo, tu hijo aprenderá a dormirse solo, sin tu constante intervención. A medida que practique y descubra sus propios mecanismos de autoconsuelo, el llanto disminuirá, y eventualmente, tanto tú como tu bebé disfrutarán de noches más tranquilas.
Crear un ambiente propicio para el sueño
Además de permitir que tu hijo aprenda a dormir de forma independiente, puedes tomar algunas medidas para que su entorno sea más cómodo. Asegúrate de que su habitación esté lo suficientemente oscura, libre de ruidos molestos y con una temperatura adecuada. Crear una rutina de sueño también es fundamental para que tu hijo se sienta seguro y sepa qué esperar cada noche.
Recuerda, todos los niños son diferentes y cada uno aprenderá a su propio ritmo. No te desesperes si el proceso toma tiempo. Lo importante es mantener la paciencia y apoyar a tu bebé durante este viaje hacia un sueño independiente y reparador.
